miércoles, 14 de enero de 2009

mi opìnion sobre otelo

yo la califico de MUY BUENAPorque a pesar de la ausencia de la escenografía tradicional,la escenografía sestá generada a partir del espacio que los textos van brindando. La cuestión vocal está maravillosamente resuelta y no hay nada que agregar.En cuanto a creer que la cuestión de los celos tiene que ver únicamente con celos amorosos o filiales, es subestimar tanto a Shakespeare como a Cibrián; tienen que ver con el poder, el poder del poder, en cuanto política y gobierno de un estado y en cuanto gobierno de un corazón.Y no debemos olvidar que es una tragedia en lo que a su composición se refiere y que por lo tanto el héroe, a pesar de su protagonismo queda desdibujado por la tragedia misma y el papel protagónico lo llevan a cabo LOS CELOS, antes mencionados, razón por la cual,frente a lo que muchos dejaron entrever "Juan parecía desdibujado", el personaje de Juan es sólo un instrumento de los celos.Destaco también el vestuario,imponente y majestuoso, y los felicito por haber reciclado algún viejo vestuario de obras anteriores, eso demuestra que frente a la crisis hay infinitas posibles soluciones.En cuanto a las actuaciones,la que menos me interesó fue la de Desdémona,quizás porque nunca hubiera hecho lo que hizo ella,ni hubiera permitido lo que hizo Otelo.Destaco a Yago, pues veo un importante avance en Diego ,quien creo ha encontrado SU PAPEL.Respecto de Bianca, me parece maravilloso que Pepe lo haya construído desde una concepción maquiavélica y no femenina(el fin justificaba los medios)y junto a Yago construir un malo duplicado(como el Yin y el YAN).Por supuesto,felicito también al resto del elenco y al elenco ensamble.

sábado, 10 de enero de 2009

criticas sobre otelo






Diario La Razon:

Pepe Cibrián Campoy regresó ayer a los escenarios del teatro El Nacional (Corrientes 968) con una versión de "Otelo", un musical con melodías de Angel Mahler y el protagónico de Juan Rodó. Se trata de una superproducción musical que reúne a 80 personas en escena, entre artistas, músicos, creativos y técnicos.El estereotipo de Otelo habla de esta obra como una tragedia sobre los celos. Sin embargo, Cibrián quiso darle otro matiz y ubicó el foco en la traición, en una versión libre sobre la obra de William Shakespeare. En dos actos y 150 minutos de pura música, sin intervenciones habladas, la traición es el tema principal. "Yago es un hijo que se siente traicionado cuando su 'padre', Otelo, lo abandona por Casio. Así surge una especie de Caín y Abel", explica Cibrián quien junto a su socio Mahler tienen en su haber obras como "Calígula", "Mágico Burdel", "Divas", "Los Borgia", "Las invasiones inglesas", "Drácula", "El jorobado de París 1 y 2", "El Rey David", "Las mil y una noches", "Cleoplatra", "El fantasma de Canterville", "Aquí podemos hacerlo" y "El retrato de Dorian Gray", entre otras."Otelo" es una tragedia romántico-musical. Es una concepción estética diferente en donde los espacios se llenan con telas mágicas, proyecciones, películas y luces encandilantes que muestran fuegos de artificios. Con un elenco de voces majestuosas acompañados por una gran orquesta en vivo dirigida por Angel Mahler en persona. Una pieza que habla de traiciones, vanidades, de ceguera, de la brutal decisión de obtener algo en donde todos los medios justifican ese fin.

Diario Clarin

El musical de los celos y la traición Fiel a un estilo, la puesta del clásico de Shakespeare de Pepe Cibrián Campoy y Angel Mahler, dura tres horas. Hay rigor, talento y una gran producción. Una versión libre y musical de Otelo, que modifica la historia concebida por Shakespeare y agrega personajes, acaba de estrenarse en el teatro El Nacional. Una auténtica superproducción, que transforma un escenario despojado -en el que entran y salen algunos escasos elementos para construir los diversos espacios- en un ámbito desbordante de personajes, historias, intrigas y bailes. Pepe Cibrián Campoy escribió, dirigió y diseñó las coreografías del espectáculo. Angel Mahler compuso la música original y dirige la orquesta. Llevan 25 años trabajando juntos y sin dudas, la dupla imprime a sus puestas un sello propio, fácilmente reconocible. Las obras de Cibrián-Mahler cuentan con elencos numerosos, trajes fastuosos, actores (en su mayoría) desconocidos y despliegues ambiciosos. Este libro, basado en un clásico, no cambia la esencia del texto original: los celos y la traición como ejes temáticos alrededor de los cuales todo gira; y un final, por supuesto, trágico. La historia transcurre en el siglo XVI, en Venecia. Comienza con la llegada de Otelo al Palacio Ducal, luego de haber conquistado Chipre.
Esta versión agregó el personaje de Bianca, como amante de Otelo -con el fin de lograr que se case con ella, hace creer al moro que espera un hijo de él-, a Leticia, nodriza de Bianca, a Mariselda, hermana de Desdémona, a cardenales, curas y a un carnaval veneciano que aporta color y brillo a la puesta. El protagonista es un artista que logró fama y reconocimiento gracias a Drácula, también de Cibrián-Mahler, y que ha actuado en varias obras de la dupla. Con maquillaje negro, y peinado y traje moriscos, el barítono Juan Rodó compone a su criatura, que tiene enorme presencia a lo largo de las tres horas de espectáculo. Lo hace con convicción y luce su buena voz. En un elenco bastante parejo, se destacan Daniel Vercelli, quien da vida a Casio, y Lorena García Pacheco, que compone a Bianca con gran desenvoltura. Mercedes Benítez, como Leticia, también merece ser destacada. Diego Duarte Conde interpreta a Yago, el emblemático personaje creado por el dramaturgo inglés. La escenografía y el vestuario están a cargo de René Diviú. En esta ocasión, una inmensa pantalla cubre el fondo del escenario y en ella se proyectan algunas, pocas, imágenes que acompañan a distintas escenas. Rigor, talento y una gran producción se conjugan en Otelo y el resultado es una obra interesante, que capta sin dificultades el interés de la platea y que lleva muy bien la trama, aunque le falta síntesis. Dos actos -separados por un intervalo de diez minutos-, que podrían resumirse en menor duración.
Con orquesta en vivo, Otelo es una puesta operística, con la estética que a lo largo de un cuarto de siglo han consolidado Cibrián-Mahler y que cuenta con fanáticos seguidores.

lunes, 5 de enero de 2009

ya se acerca otelo







José Rafael Cibrián tiene una elegancia casi principesca. Sube la pendiente por el pasillo de la alfombra roja de El Nacional desde el proscenio hasta la puerta de la sala. Enfundado en un chal para guarecerse de las calamidades del aire acondicionado, deja lucir algunos anillos de piedras preciosas. En este trayecto lo custodia Junior, un ovejero alemán que replica los pasos de su amo y lo sigue con destreza por las butacas. Algunos asistentes intentan detenerlo en su ascenso, y él los elude con un ademán de su dedo índice. Como Otelo, el general venerado por sus soldados, Cibrián, director y emblema del musical argentino, se despoja de aquel halo infranqueable y se convierte en Pepe cuando habla de su dolor, y su trono se transforma en una butaca más. "Esta obra tiene mucha luz porque coincide con una depresión espantosa que casi me cuesta la vida", confiesa. El jueves estrenará Otelo , otra creación en conjunto con Angel Mahler, con quien ya lleva 26 años sobre los escenarios.
En la sala se respira entusiasmo. Pronto llegarán los trajes que diseñó René Diviú para los 80 actores. Mahler le dice a "don Osvaldo", su hermano, encargado de la isla de sonido, que baje el volumen, pues en la próxima pasada quiere sentir el color de las voces de modo más nítido. A Juan Rodó le colocan el micrófono, y un asistente le ajusta aún más el velcro que sostiene el aparato sobre su esternón. Mientras tanto, otro colaborador se ensaña con una banda transparente en su frente para disimular el inalámbrico. Rodó, delineado y maquillado como moro, hace un gesto de malestar y confiesa que no duele tanto colocarse la cinta adhesiva, pero sí retirarla.
Mahler aún debe retocar detalles de la partitura. El músico se siente seguro y confiesa que compuso una partitura original, tras haber sorteado la sombra de dos óperas precedentes de Otelo , la de Giuseppe Verdi y la de Gioacchino Rossini.
En aquel enjambre de bailarines, músicos, cantantes y asistentes, a pocos días del estreno, Cibrián no padece estrés. "Eso es para los desprolijos, yo conocía desde hace mucho cuál era la fecha del debut, así que llegamos holgados de tiempo." Aunque lamenta que aquella disciplina sea la culpable de las respuestas que adeuda en su correo electrónico desde que inauguró su propio blog . Shakespeare, a pura música
El estereotipo de Otelo habla de esta pieza como una tragedia sobre los celos. Sin embargo, Cibrián quiso darle otro matiz y ubicó el foco en la traición en una versión libre sobre la obra de William Shakespeare. En dos actos y 150 minutos de pura música, sin intervenciones habladas, la traición es el tema principal. "Yago es un hijo que se siente traicionado cuando su «padre», Otelo, lo abandona por Casio. Así surge una especie de Caín y Abel", explica Cibrián, sobre aquel personaje que la crítica considera el verdadero titiritero de los hilos de la trama.
Pero el protagonista de carne y hueso es Juan Rodó, el artista que festeja con este estreno diez años y seis obras junto con Cibrián y Mahler. El barítono habla sobre el desafío actoral que le impuso componer este personaje, porque Otelo tiene dos caras y se transformó de guerrero afable a una víctima de los peligros de confiar en el otro. "Termino destruido, devastado emocionalmente luego de cada función", cuenta Rodó, y compara su trabajo con el de un atleta.
La obra funciona con opuestos de modo reiterado, como la ira y la armonía; la pureza y el pecado; la traición y la confianza. Fue justamente la última virtud de esta dicotomía la que Cibrián y Mahler depositaron sobre Rodó. "Los tres nos parecemos en algo: en el desafío por autosuperarnos todo el tiempo", opina. Y el resto es bizcochuelo
Cibrián habla sobre la importancia que tiene contar una buena historia en esta época en la que abundan los musicales: "Lo importante es el bizcochuelo. Toda esa parafernalia, las frutillas, la crema, los confites no sirven si la masa no es rica".
Una de las puestas del género que Cibrián tanto conoce es de Eva, el gran musical argentino : "Nacha Guevara es una señora de una seriedad absoluta que deja la vida todas las noches sobre el escenario", dice el director.
Cibrián está indignado con el desembarco de El fantasma de la ó pera, el musical de Broadway, que tendrá como protagonista a una artista mexicana. "Ellos [por el equipo de producción norteamericano] son una franquicia, como McDonald´s. Están en su derecho de contratar a quien sea, pero que no digan que aquí no hay artistas inmensos, porque yo vivo de descubrir grandes talentos", se queja. Algunos de ellos son Daniel Vercelli, Diego Duarte, Georgina Frere, Lorena García Pacheco, Mercedes Benítez, Roberto Cuello y Sergio Carusso.

sábado, 3 de enero de 2009

Crepúsculo



ayer fui a ver Crepúsculo y me encantoooo

Argumento

La protagonista de la historia es Isabella Swan (Bella), una joven de diecisiete años que se muda con su padre a Forks, Washington, después de que su madre se vuelve a casar con Phil su nuevo padrastro.
En el colegio conoce a Eric, Mike, Jessica, y Angela, que se convierten en sus nuevos amigos.
Cuando Bella está en la cafetería ve a tres estudiantes que le llaman la atención por su belleza y su palidez. Son los hermanos Cullen: Edward, Emmett y Jasper. Luego conoce a sus otras hermanas Alice y Rosalie. En realidad no son hermanos biológicos, sino que todos fueron adoptados por el doctor Carlisle Cullen y su esposa, Esme Cullen.
Entre ellos, Edward es quien capta rápidamente la atención de Bella. Su atención va en aumento, hasta alcanzar su máximo punto cuando descubre que Edward posee una gran fuerza y velocidad, ya que cuando Bella está a punto de morir aplastada por un coche Edward le salva la vida apareciendo junto a ella muy rápido y parando el coche con la mano. Esto la lleva a investigarlo, y finalmente, después de hablar con Jacob Black a descubrir que es un vampiro.
Entre ellos surge un romance muy peligroso ya que Edward es peligroso para Bella pero él no quiere apartarse de Bella y ella tampoco se quiere alejar de él. El romance es peligroso porque para Edward Bella es como una droga, tiene más ganas de morderla a ella que al resto de la gente. Edward invita a Bella a ir a ver cómo juegan él y su familia al béisbol, pero mientras están jugando aparecen tres vampiros: James, Laurent y Victoria. James es un rastreador, la caza es su obsesión y decide ir a por Bella.
Edward trata de protegerla queriendola esconder él y toda su familia tratan de ahullentar al cazador, pero al final encuentra a bella en una escuela de ballet que fue durante su niñez, la amenaza con matar a su mamá ya que este fue a su casa a buscar en forks le dice que valla sola, porque algo le podria pasar a su madre. Despues se encuentra con él, y empieza una tortura hacia ella antes de ser mordida por el vampiro, la alcanza morder un poco, pero llega Edward y su familia a salvarla y matan al vampiro.
Bella despues se encuentra en un hospital con su madre y Edward, y el le dice que tiene que estar lejos de ella pero no pueden ninguno de los dos, asi que decidieron ir al baile de la escuela juntos.